lunes, 12 de junio de 2017
martes, 16 de mayo de 2017
Mi experiencia del viaje a Nápoles
Mi
experiencia del viaje a Nápoles, ha sido muy positiva ¡Repetiría mil veces más
el viaje! El primer día fuimos a ver dos villas
romanas que me encantaron, eran
muy amplias y en buen estado,
conservaban sus pinturas y mosaicos originales, y se distinguían muy bien las
diferentes estancias de la vivienda. El segundo día fuimos a visitar Pompeya,
qué decir de Pompeya...., sinceramente me impactó, era una gran ciudad con
miles de casas, un gran teatro… etc. Por la tarde fuimos a hacer una simulación
de una excavación arqueológica. El tercer día hicimos una visita guiada al
centro de Nápoles, visitamos muchas iglesias preciosas, con unos frescos
impactantes, comimos en una pizzería y por la tarde fuimos a visitar el teatro
de San Carlo, el cual no tengo palabras para describir. El cuarto día hicimos
un taller de mosaicos y por la tarde nos
hicieron un concierto de música y danza de la antigua Roma.
Beatriz Magdaleno
Mis días en Nápoles
Asomada a la ventana de
la habitación. Asombrada con lo que veía. Perpleja. Al fondo, el Vesubio. A un
lado, Nápoles. Delante, la bahía. El Mediterráneo perezoso y tranquilo. ¿El
mismo que contemplaban los viejos pompeyanos? A ver si resulta que no salieron
corriendo porque estaban como yo: distraída, pensativa, disfrutando de las
vistas… De esto es de lo que más acuerdo del viaje. Fue lo primero que conté
cuando me preguntaron mis padres y sigue siendo lo que me viene a la cabeza
cuando pienso en el viaje. Mucho antes que ruinas, arqueología, mosaicos,
teselas, termas, prostíbulos… Que no digo que no me gustaran. Pero esas vistas…
Plinio el Viejo, que murió por curioso, a lo mejor se detuvo más de la cuenta
en esa bahía. Y no me extrañaría nada.
Pompeya me pareció mucho
más grande de lo que esperaba. Era una ciudad de verdad, de esas a las que no
les falta de nada. Me gustaron especialmente los frescos de las villas
pompeyanas.
La visita a Nápoles me encantó,
aunque habría sido mejor con unos cuantos grados menos. De infarto el techo de
la catedral. El del teatro San Carlo tampoco es poca cosa. La verdad es que
cuando los napolitanos se esmeran, son de los mejores. Lo mismo te hacen unos
helados de primera como que construyen una catedral que te quita el aliento.
La actuación sobre la
música en la antigüedad fue muy interesante a la par que graciosa, aunque me
cueste admitirlo, la verdad es que me costó contener la risa en varios
momentos.
En resumen, visitar una
parte de Italia ha sido maravilloso, no puedo esperar a ver más de este bonito
país. Y a comer mucho más de ese delicioso helado.
Teresa Olmedo
UN VIAJE POR LA HISTORIA
El viaje empieza en la Parroquia ¨La Cena del Señor¨, lugar
donde habíamos quedado para ir todos juntos al aeropuerto. Nos despedimos de
los padres y nos vamos dirección al aeropuerto. Todos estamos muy ilusionados
por ir a Italia. Para muchos es la primera vez en avión y eso le da más emoción
a la hora de despegar.
Bajamos del avión, salimos del aeropuerto y nos subimos a un
autobús. No paramos de mirar por las ventanillas para ver los alrededores. El
paisaje nos recuerda mucho a España ya que la vegetación es totalmente
mediterránea.
Una vez en la residencia subimos a las habitaciones. Estaban
todas muy bien, en concreto la mía que tenía 4 camas porque dormíamos 3 y era
la más grande. Pero lo mejor eran las vistas. Todos subimos las persianas y
vimos la panorámica que teníamos en frente. Se veía todo Nápoles a nuestros
pies, con el mar a la izquierda y en el fondo, presidiendo el entorno, el
Vesubio. El piso en el que estábamos tenía una terraza común que también
contaba con unas vistas especialmente bonitas.
Después comimos en el comedor. Nos separamos en diferentes
mesas. Todos sabíamos que los italianos comían mucha pasta, pero algo que me
sorprendió mucho fue que ya fuera comida o cena, nunca faltaba un plato
contundente de pasta. Al principio creímos que solo serían los primeros días,
pero a medida que avanzaba el viaje, la comida siempre tenía la misma
estructura: De primero un plato de pasta, de segundo un plato de carne o
pescado (pero generalmente carne) y por último fruta o pastel.
Nada más terminar de comer nos llevaron la Villa de Ariadna
y a la Villa de San Marco. Una vez allí, el guía nos explicó cada rincón de las
casas, mezclando la vida diaria de los estabianos de la época romana con la
historia. Las partes de las ¨villas¨ no estaban situadas exactamente igual a la
de los libros que habíamos estudiado, pero, aun así, eran perfectamente
reconocibles. Me interesó mucho que nos enseñaran la diferencia entre la parte
donde vivían los señores de la casa; habitaciones más espaciosas, con las
paredes llenas de pinturas chillonas como el rojo, amarillo, azul y el negro,
una iluminación perfecta… Y la parte de los esclavos que era más pequeña, con
pasillos muy estrechos y habitaciones sin ninguna pintura aparente. Me pareció
que el contraste entre unos y otros se refleja perfectamente y que ha permitido
que los arqueólogos tengan más datos de la vida cotidiana de la gente de esta
época. Haciendo un poco más de hincapié en las pinturas de las estancias de la
casa, me parece que es increíble lo bien que han sido conservados los colores
vivos y las figuras que podían representar tanto mitos, como la vida diaria,
como divinidades a las que veneraban, sobre todo sabiendo que estas viviendas
pasaron por múltiples terremotos. Me llamó mucho la atención ver algunos
agujeros en las paredes, pero nos explicaron que, en las primeras excavaciones
los arqueólogos no sabían dónde estaban situadas todas las puertas de la casa,
por lo que hacían agujeros por los que pasar. Un ejemplo muy claro era una gran
grieta en la cocina.
Hablando de la lujosa vida de los dueños, el guía nos contó
que la gente que vivía allí comía especialmente bien, ya que tenía el mar al
lado que les proporcionaba peces y también que mercaderes de otros lugares les
abastecían con especias, la tierra de alrededor era fértil y contaban con todo
tipo de animales de granja. Cuando celebraban banquetes, se preparaban tantos
platos como se pudiera, porque, aunque los invitados estuvieran plenamente saciados,
se metían plumas de pavo real en la boca, vomitaban lo anteriormente engullido,
y sin ningún reparo, volvían a tragar lo que los esclavos fueran llevando a la
mesa.
A pesar de lo grande y bonitas que fueran por dentro las
¨villas¨, lo que a mí más me impresionó fue el jardín. Estaba rodeado por un
pórtico, en el que se hallaba un pequeño salón. Nos contaron que habían
excavado hasta encontrar las raíces de los árboles, y que, gracias a estos
restos, podían datar los años de estos, y el lugar en el que estaban.
Al terminar con la actividad nos fuimos a pasear por
Estabia. La primera impresión que yo tuve fue que había mucha pobreza
alrededor, muchas de las casas estaban medio derruidas y la playa estaba llena
de basura. Pero a medida que íbamos paseando, encontrábamos rincones con
encanto, fotos perfectas del atardecer y una heladería de la que todos salimos
con una sonrisa.
Esto solo fue el primer día del viaje. Pero los demás fueron
igual de intensos y emocionantes. Creo que esta travesía por Nápoles nos ha
aportado más de lo que podíamos imaginar. Nos ha enseñado a interpretar la vida
romana desde otro punto de vista que no fuera leyéndolo en un libro de texto,
sino desde las raíces, andando por sus grandes ¨villas¨, recorriendo sus largas
calles en Pompeya, sentándonos en sus asientos en el gran teatro y escuchando
los instrumentos que ellos interpretaban gracias a los expertos que nos han ido
formando durante nuestra estancia. Este
viaje también nos ha ayudado a comprender la gran labor de los arqueólogos,
participando en una excavación simulada y también con las explicaciones que nos
daban acerca del método que utilizaban para saber todo tipo de cosas, desde las
pinturas de las paredes, hasta los árboles plantados en los jardines. Ha sido
una experiencia irrepetible.
Paula Mercader
Viaje a Pompeya
Martes,
28 de marzo del 2017
Nos reunimos en la iglesia “La Cena del Señor” los alumnos
de latín y de música. Allí nos esperaba un autobús que nos llevó hacia el
aeropuerto. Una vez aterrizado en el aeropuerto de Nápoles, nos estaba
esperando Lina, para llevarnos a la residencia de arqueólogos en Estabia donde
nos alojaríamos durante cuatro días.Nos instalamos y lo siguiente fue comer, la comida cómo no, pasta, ya que es típica de Italia, pero lo que no nos esperábamos es que la tomásemos todos los días para comer y cenar. Enseguida vino un autobús con el guía para llevarnos hacia la Villa de Ariadna, donde vimos muchas ruinas espectaculares.
Una vez terminada esta actividad, nos dejaron tiempo libre
y nos dimos una vuelta por la playa que estaba al lado de donde nos alojábamos.
Nos tomamos un helado, ya que Italia es conocida también por sus helados. Y por
último para terminar nuestro primer día, estuvimos en la terraza de la
residencia viendo el atardecer.
Miércoles,
29 de marzo de 2017
Nos recogió el autobús con un guía nuevo, con el que
estuvimos dos días, Lucio. Nos dirigimos a Pompeya y él nos enseñó y explicó
todo lo relacionado con el anfiteatro, las calles, casas y muchas cosas más.
Por la tarde hicimos un taller de simulación de excavación y como todos los
días playa, helado, cena y terraza.
Jueves,
30 de marzo de 2017
Fuimos a Nápoles donde Lucio nos enseñó la Capilla de San
Gennaro, el obispo más importante de Nápoles, y otra capilla más. Comimos en
una pizzería, una pizza buenísima, típica de allí, y por la tarde vimos el
teatro San Carlo y el Palacio Real. Por último nos despedimos de Lucio.Viernes, 31 de marzo de 2017
Pasamos todo el día en la residencia. Por la mañana
acudimos a un taller de mosaicos y por la tarde tuvimos un concierto de
instrumentos musicales, el Concierto de Synaulia. Ese día nos despedimos de
Lina.
Como último día de estar en Estabia, nos comimos un helado,
dimos un paseo por la playa y cenamos pasta (como todos los días, pero esta vez
era especial). Al día siguiente desayunamos y regresamos a Madrid.
Sandra Horcajo
jueves, 11 de mayo de 2017
Crónica de un viaje en el tiempo
No todos somos conscientes de la
importancia que esta ciudad tuvo para nuestras vidas. Yo misma me centraba más
en la erupción del Vesubio y en la catástrofe que supuso, en vez de la vida que
hubo antes.
Nuestro viaje ya había comenzado la mañana
anterior con nuestra llegada a Stabia. Todos estábamos nerviosos ya que
llevábamos aproximadamente medio año preparándonos para aquel día.
Después de desayunar en el RAS un café que
cualquier italiano se avergonzaría de decir que se había hecho allí, cogimos el
bus hacia Pompeya. Durante el viaje se podía apreciar los niveles de emoción
que había en cada uno de nosotros, desde el que estaba aprovechando para dormir
un rato hasta las que cantaban ritmos latinos a todo volumen.
Así pues, alrededor de las 9 de la mañana
llegamos a la ciudad.
Recuerdo perfectamente que cuando llegué lo
primero que se me pasó por la cabeza fue “Esto está más lleno de gente que la
plaza Mayor en Navidad”. Era temprano, y mi cerebro no se fija en cosas más
allá de cinco metros en esas horas.
Poco a poco nos fuimos alejando de esa
multitud de personas para dar paso a otras que no estaban precisamente vivas…
Cada piedra, cada mota de polvo, cada resto
había sido analizado y observado con tanta minuciosidad que había una cantidad
de información inmensurable. Ninguno de nosotros imaginaba las claves que estos
hallazgos habían supuesto para recrear la historia, nuestra historia.
Sinceramente, los romanos se lo montaban
todo bastante bien. Sabían cómo sacarle el máximo provecho a sus domus de manera que, aunque no tuvieran
la tecnología de la que disponemos hoy en día pudieran asemejarse bastante. A
medida que íbamos avanzando aprendíamos también sobre la etimología de algunas
palabras.
Por ejemplo, los prostíbulos se denominaban
lupanares porque se decía que las mujeres que allí trabajaban aullaban como lupae (lobas) a los transeúntes que por
allí pasaban. Curioso.
Pero hubo un momento que se me ha quedado
grabado y creo que fue una de las claves por las que me he podido dar cuenta de
la importancia de esta ciudad, es un recuerdo ahora pero que nunca se me
olvidará.
Estábamos mi amiga Paula y yo en los baños
y al salir encontramos una valla que estaba entrecerrada. Nuestras ganas de
explorar aumentaron considerablemente y, tras mirarnos un segundo, echamos a
correr hacia aquel lugar. De repente, ambas nos encontramos vislumbrando la
panorámica (o lo que ahora se llama skyline)
de Pompeya. Vesubio detrás de nosotras vigilándonos atentamente, al norte Nápoles,
al sur Estabia. Era una vista increíble que le hubiera gustado a cualquier
humano, y fue gracias a esto por lo que entendí que hubiera habido gente que,
como yo, se hubiera enamorado de esto, y que hubiese decidido vivir aquí.
Yo no dejé más que marcas de suelas, pero
ellos nos obsequiaron con muchos regalos, arquitectónicos, científicos y
artísticos que hoy en día siguen perdurando. Así que, qué menos que darles las
gracias a ellos y a ese maldito volcán que me vigilaba y que custodia la
ciudad.
Lucía López de los Mozos
martes, 9 de mayo de 2017
Crónica del viaje
LOS
LUGARES VISITADOS FUERON: POMPEYA Y NAPOLES.
CON
ALOJAMIENTO EN EL RAS, EN ESTABIA.
Martes,
28 de Marzo
Por
la maña temprano cogimos un vuelo dirección Nápoles, para empezar
nuestro viaje de estudios. Al medio día ya estábamos en Nápoles.
Nos dirigimos al RAS, lugar en el que nos alojaríamos durante los 5
días y 4 noches que duraba nuestro viaje.
Por
la tarde, nos llevaron a la primera visita ya que no se podía perder
ni un minuto. Fuimos a las dos villas que se encuentran en Stabia,
fueron las de Ariadna y la de San Marcos.
Miércoles,
29 de marzo
Por
fin fuimos a conocer Pompeya; teníamos muchas ganas de ver cómo era
en la realidad, ya que en clase habíamos tratado mucho el tema de
Pompeya, es decir, que íbamos con información suficiente para
aprovechar la visita.
Lo
que más nos impresionó era cómo se habían mantenido las casas,
teatro, … después de la erupción del Vesubio, lo que más
sorprendió fue lo bien que se había conservado el anfiteatro, ya
que estaba casi intacto.
Cada
cosa que nos contaban nos impresionaba más, ya que había cosas que
no sabíamos.
Fue
una gran visita, en conclusión, salimos todos muy contentos y con
ganas de volver, ya que no lo vimos todo, por la gran extensión que
tiene.
Por
la tarde tuvimos el primer taller, trató de una simulación de
excavación arqueológica; nos lo pasamos muy bien y descubrimos que
es un trabajo de mucha paciencia, precisión y que te puedes tirar
mucho tiempo en un sitio y no encontrar nada.
Jueves,
30 de marzo
Fuimos
a visitar la ciudad de Nápoles, en la cual visitamos varios lugares
como iglesias, las calles, el Teatro de San Carlo, el Palacio Real,
el museo del Teatro de San Carlo y otros muchos lugares.
Nos
llevaron a comer a una pizzería, en la cual nos quedamos alucinados
con el tamaño que tenían las pizzas.
Viernes,
31 de marzo
Fue
día de talleres y actividades en el RAS. Por la maña estuvimos
haciendo mosaicos, como los había en los suelos de todas las casas y
villas que visitamos durante esos días
Por
la tarde tuvimos un taller sobre la música que nos lo dio el grupo
de música Synaulia. Nos mostraron los instrumentos y cómo se
tocaban.
Sábado,1
de abril
Nos
despedimos de Lina, que fue la persona que nos organizo el viaje
junto a nuestras profes Ana y Lali.
Y
supimos de un montón de formas de comer la pasta, pero sobre todo
los macarrones ya que era lo que teníamos para comer y cenar jajaja.
Se
me olvidaba hablar del guía que tuvimos con el que aprendimos un
montón y de los helados que nos tomábamos por las tardes en la
playa.
Me
lo pase genial y aprendí mucho, estoy deseando volver.
Andrea
Lobato Mato, 4 ESO
domingo, 2 de abril de 2017
sábado, 1 de abril de 2017
viernes, 31 de marzo de 2017
jueves, 30 de marzo de 2017
miércoles, 29 de marzo de 2017
Suscribirse a:
Entradas (Atom)